DESCUBREN EN VENEZUELA UN FÓSIL DE DIENTES DE SABLE.
El
paleontólogo Ascanio Rincón dijo que decidió desvelar ahora el
hallazgo, en 2006, de fósiles de dos tipos de tigres que vivieron hace
1,8 millones de años para proteger el yacimiento donde fueron
encontrados, en el Oriente venezolano.
Rincón,
paleontólogo del Centro de Ecología del Instituto Venezolano de
Investigaciones Científicas (IVIC), reveló recientemente la existencia
de muestras de tigres de dientes de cimitarra y dientes de sable, algo
inédito en la parte sur del continente americano. Rincón aseguró a Efe
que las excavaciones las hizo con su equipo desde 2006 a 2007, siendo
“el primer registro confirmado para Suramérica de tigre de dientes de
cimitarra”.
Esta
especie se extinguió “hace 500.000 años” y se encontraron seis
ejemplares en la zona, según el paleontólogo. El descubrimiento del
yacimiento tuvo lugar en verano de 2006, cuando la petrolera estatal,
Petróleos de Venezuela (PDVSA), realizaban estudios “para meter una
tubería y transportar petróleo”, según Rincón. El paleontólogo, que
evitó indicar el lugar exacto del yacimiento por “motivos de seguridad”,
destacó que buscó proteger la zona “ante la llegada de saqueadores”
que, según denunció, sacaban fósiles del sitio.
“Al
yacimiento llegaron incluso componentes del Ejército nacional para
protegerlo”, añadió. Sin embargo, afirmó que el Instituto de Patrimonio
Cultural venezolano les retiró “el permiso de excavación” el año pasado y
que el equipo de paleontólogos está “esperando a que les renueven” la
autorización para seguir analizando el lugar.
El
hallazgo “abre un mundo de posibilidades para entender el gran
intercambio biótico americano”, ya que hasta el descubrimiento, “el
registro más al sur de América” de restos del tigre de dientes de
cimitarra se tenía en el estado norteamericano de Texas, añadió el
paleontólogo venezolano. Rincón explicó que, en el mismo yacimiento,
los paleontólogos encontraron también un ejemplar de tigre de dientes de
sable (“smilodon”) junto a restos de más de una treintena de especies
de animales vertebrados extinguidos, entre los que se encontraban
caballos, camellos, tapires, lobos, caimanes y aves acuáticas.
El
experto explicó que, tras la fractura del Pangea, el supercontinente
que englobaba a todos los continentes agrupados en el pasado, Suramérica
quedó separada como una “isla en la que evolucionó fauna y flora” hasta
que hace “1,8 millones de años conecta con Panamá”, lo que permitió que
la fauna y la flora “cruzaran” entre Norte y Sur de América.
“El
rango de distribución de estos animales era intertropical” y “vivían al
mismo tiempo en distintas zonas geográficas”, destacó. Por otra parte,
Rincón también denunció que, desde el año pasado, este depósito de unos
18.000 metros cuadrados y dos metros de profundidad está “desprotegido,
sin seguridad, a la intemperie” y afirmó que hay “fósiles que están
desapareciendo” del lugar. Asimismo, especificó que se tardarían “unos
187 años para analizar el yacimiento” si trabajar una veintena de
personas ocho horas al día durante 200 días al año.
INFORMACION SOBRE DIENTES DE SABLE.
Fueron los felinos con el cuerpo de contextura más potente que ha existido, se nota al estudiar sus huesos, éstos son proporcinalmente más robustos que la mayoría de los felinos; sólo el jaguar moderno, puede "acercarse" un poco a la apariencia musculosa de las especies conocidas de smilodon. Proporcionalmente, Smilodon tenía un cerebro más pequeño que el de los grandes felinos actuales, aunque su bulbo olfatorio, y por tanto su olfato, estaban muy desarrollados.
Un ejemplar adulto típico pesaba entre los 150 y 350 kg, según la especie (Smilodon gracilis y Smilodon populator, respectivamente). Tenía un cuello muy musculado y unos colmillos enormes, y sus uñas eran retráctiles, como en la mayoría de los felinos. Era más lento que los grandes felinos actuales; prueba de ello es su corta cola. Sin embargo, sus patas eran muy potentes; las anteriores estaban dotadas de fuertes músculos flexores y extensores, y las posteriores de fuertes músculos aductores que contribuían a mantener la estabilidad durante el combate contra sus presas. La potencia de sus patas delanteras era especialmente útil si se tiene en cuenta la gran dificultad que supone el mantener clavadas en el suelo a las grandes presas que cazaba este felino.[3] Todas estas características hacían a Smilodon más parecido al lince rojo que al león o al tigre.[4]
La presencia de dientes de sable en la totalidad de los ejemplares de Smilodon descubiertos indica que los colmillos no formaban parte de ningún tipo de dimorfismo sexual, sino que ambos sexos los poseían. Del mismo modo, las dimensiones corporales entre ambos sexos no variaban mucho,[5] por lo que si en verdad este felino vivió en grupos, su manada bien pudo tener comportamientos similares a la de los actuales cánidos o hienas.
Dientes de sable [editar]
Artículo principal: Dientes de sable
Los dientes de sable
representan una versión más grande de los caninos de los felinos. En
ocasiones se les denominan "gatos de dientes de sable" o "tigres de
dientes de sable", pero ambas incorrectamente.Los dientes de sable se suelen asociar con los felinos macairodóntinos, pero esta característica ha aparecido como mínimo en cuatro tipos diferentes de mamíferos; los macairodóntinos, los nimrávidos, los creodontos, y los borhiénidos.[6] De todas formas, los dientes de sable del Smilodon eran los más largos; en el caso de Smilodon populator llegan a medir hasta veinte centímetros. Los colmillos tardaban más tiempo en crecer que los caninos normales. Mediante el estudio de las variaciones en los isótopos del oxígeno presentes en los dientes de sable fósiles hallados en el Rancho La Brea, Los Ángeles, Robert S. Faranec llegó a la conclusión de que S. fatalis tardaba dieciocho meses en desarrollar sus colmillos completamente. El ritmo de crecimiento dental era más rápido que el de los leones actuales; la causa de su tardanza al desarrollar sus colmillos era porque estos tenían que crecer una mayor longitud.[6]
Los felinos suelen matar a las presas mordiéndolas para partirles el cuello. Para hacerlo, los grandes felinos utilizan colmillos especialmente adaptados para la ruptura de huesos. De todos modos, la utilidad de los dientes de sable no era esta, ya que eran relativamente delicados y podrían partirse si el animal los utilizaba para partir huesos. Es mucho más probable que tuviesen una utilidad letal doble; Smilodon los utilizaba para morder el cuello de las presas, bloqueándoles la tráquea y cortándoles las arterias principales que irrigan el cerebro. Para que esta operación no supusiera un riesgo para los dientes de sable, el felino tenía que mantener quieta a la presa.[2]
A pesar de que era de constitución más fuerte que los demás grandes felinos, la mordedura de Smilodon era más débil. Los grandes felinos actuales tienen arcos zigomáticos más pronunciados, mientras que Smilodon los tenía más pequeños; tanto que limitaban la potencia del músculo temporal. Esto reducía la potencia de su mordedura. El análisis de su estrecha mandíbula indica que solamente podía morder con el tercio de la potencia de un león.[7] [8]
Los dientes de sable con los colmillos más largos tienen una mordedura proporcionalmente más débil. Del mismo modo, los análisis de la fuerza de torsión de los caninos (la capacidad de los dientes caninos de resistir fuerzas de torsión sin partirse) indican que los dientes eran más fuertes en relación con la potencia de mordedura que los grandes felinos actuales.[9] Además, Smilodon podía abrir la boca hasta un ángulo de 120º, mientras que el león solamente posee una abertura de 65º.
Comportamiento [editar]
En caso de que Smilodon hubiera vivido en grupos, lo más probable es que cada grupo estuviera compuesto por uno o dos machos dominantes que lideraban a varias hembras en edad de reproducción, a las crías, y a algunos machos adolescentes demasiado jóvenes como para representar una amenaza para los machos dominantes. En algunos grupos de Smilodon se han encontrado más fósiles con heridas que en otros, lo cual indica que se trataban de grupos compuestos exclusivamente de machos que combatían entre ellos para conseguir una posición de dominación o para expulsar al macho dominante.
A causa de su tamaño, los dientes de sable tardaban más en crecer que los dientes caninos normales. Por este motivo, es posible que los ejemplares jóvenes no pudieran hacer uso de ellos para cazar y se vieran obligados a mantenerse dentro del grupo, siendo alimentados por los adultos durante un tiempo mayor que los grandes felinos actuales.[6]
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